Acabo de leer un artículo muy interesante, en el blog de Linuxman, que he creído conveniente difundir también a través de esta web.
Se trata de un texto titulado «Cómo apoyar el software libre sin ser un activista», escrito por Ramón Corominas, y en el que el autor nos cuenta cómo cree él que todos podemos apoyar (y disfrutar) del software libre sin que para ello tengamos que ser parte de un proyecto determinado, sino como usuarios (de ordenador) «comunes».
El texto dice así:
CÓMO APOYAR EL SOFTWARE LIBRE SIN SER UN ACTIVISTA
(por Ramón Corominas)
Expongo a continuación algunas formas de apoyar el software libre (o al menos no apoyar al software propietario), que no requieren de programación, ni de conocimientos técnicos o de traducción, ni de compromiso alguno, ni de dinero… Y tampoco de demasiado tiempo:
1. Interésate por el software libre. Nada más simple, simplemente lee algo sobre el tema, aprende de qué va, asimila su existencia e interioriza lo que significa que el código sea abierto y por lo tanto pueda ser mejorado por cualquiera con los conocimientos apropiados. Respira el espíritu colaborativo y la idea de que se pueden hacer cosas entre todos. No tienes que hacerlo tú, no te preocupes, simplemente piensa en los beneficios que eso supone para todos, y siéntete bien porque hay personas que colaboran activamente para crear una sociedad más justa.
2. Haz notar tu interés a otros. Informa a otras personas sobre la existencia y concepto del software libre. Informa a las instituciones que te proporcionan formación gratuita en software propietario de que también te interesa que lo hagan con los programas de software libre que puedan ser equiparables o al menos con conceptos parecidos. Diles que quieres conocer sus posibilidades. Y si el software propietario supone un coste para ti y el software libre no, exige a esas mismas instituciones que te den formación en el programa de software libre. Con eso conseguirás varias cosas:
– Ayudar (¿obligar?) a que las instituciones conozcan el software libre y a que lo tengan en cuenta tanto en sus planes formativos como (quizá) en sus planes económicos.
– Ayudar (¿obligar?) a que las instituciones dejen de consentir los monopolios establecidos por el software propietario en la actualidad, alegando que lo pide la mayoría. Exigiendo formación en software libre puedes ayudar a generar en las instituciones la necesidad de un cambio en sus políticas.
– Mejorar la calidad de la formación para quienes vengan detrás de ti. Los formadores tendrán más experiencia y sabrán resolver mejor las dudas.
– Incentivar el conocimiento del software libre por otros usuarios. Al aumentar las opciones de formación ofrecidas por las propias instituciones, otros usuarios conocerán su existencia. Si las instituciones pueden ofrecer más opciones de formación, lo lógico es que planteen las alternativas a las personas a las que van a formar.
– Mejorar la calidad del propio software libre, al aumentar el conocimiento del mismo y hacer posible detectar antes los fallos de programación, o las mejoras que se pueden introducir.
– Forzar una bajada de precios del software propietario, al aumentar la competencia.
3. Prueba el software libre. No hace falta que programes nada, simplemente pruébalo y decide si es apropiado para ti. Tampoco hace falta que sigas usándolo si no te convence, pero al menos dale una oportunidad. Compara. De esa manera, podrás opinar por experiencia propia y no basándote en lo que opinen los demás, que suelen ser poco objetivos (tanto si están a favor como en contra). En definitiva, ten criterio propio.
4. Da tu opinión sobre el software libre. Tanto si te convence lo que has probado como si no, explica por qué, qué cosas buenas le ves y qué fallos encuentras, y también qué mejoras te gustaría que tuviera. Realimenta. Si puedes, ponte en contacto con los desarrolladores y hazles llegar tus críticas o sugerencias… O simplemente tus ánimos. Para muchos desarrolladores que programan software libre de forma desinteresada, el apoyo de los usuarios puede ser el mejor incentivo y, desde luego, harás que se sientan motivados para seguir desarrollando los programas. La mejor recompensa es saber que “hay alguien ahí” utilizando las aplicaciones.
5. Usa software libre. Si has probado algún programa de software libre que te convence, sigue usándolo y dile a otros que lo usas y por qué. Dale publicidad. Apasiónate por la idea que hay detrás del desarrollo colaborativo y transmite ese entusiasmo. No sólo lograrás que aumente la motivación de los programadores, también darás un toque de atención a las empresas de software propietario para que mejoren sus productos, y muy probablemente la competencia ayudará a que bajen los precios de los programas comerciales. Ambas fórmulas pueden y deben coexistir. El software libre puede ayudar muchísimo a optimizar la relación calidad-precio de los programas comerciales.
6. No piratees los programas comerciales. Este es quizá el punto más difícil de entender (y desgraciadamente, de cumplir). Aunque en un principio puede parecer que nos beneficia, usar un programa pirateado ayuda, sobre todo, a mantener la posición predominante de la empresa que fabrica ese programa (aunque éstas, por supuesto, lo negarán).
Por un lado, les permite justificar sus elevados precios y echar balones fuera acusando a otros de ser los culpables de sus propias políticas de precios, argumentando que la piratería supone un “robo” (para mí esto es una falacia, porque por definición el robo supone una reducción de stocks del producto que aquí no se da).
Por otro lado, extender el uso de programas pirateados ayuda a convertir a estos programas en “estándares de facto”, lo que a la larga no hace sino garantizar el monopolio. Todos sabemos que gran parte del éxito de los productos de Microsoft se basa en su facilidad para ser pirateado, no en su calidad intrínseca. Si quieres que haya más opciones, o simplemente que bajen los precios de los programas comerciales existentes para no tener que piratearlos, lo mejor es empezar por no piratearlos.
Además, como hemos visto, algunos cracks pueden suponer otros riesgos para la seguridad del sistema.
7. Y si no te parece aceptable ninguna de estas opciones… Si después de todo ninguna de esas posibilidades es buena o válida para ti, NO TE QUEJES -o no demasiado-. Puedes no estar interesado en el software libre, o no estar interesado en difundirlo; puedes no tener tiempo o ganas de probarlo, o no tener tiempo o ganas de comentarlo, o no usarlo porque no te convence; puedes incluso hacer algo ilícito (que no ilegal) y usar un programa pirateado. Pero, desde luego, si no estás dispuesto a hacer nada por cambiar la situación, indirectamente la estás fomentando, y habrá que suponer que estás conforme con ella.
Y el tiempo que pierdes quejándote podrías estar empleándolo en hacer algo constructivo para que la situación cambie.
FIN DEL TEXTO